En el barrio de San Antón, localizado en torno a esta plaza y las calles del Azaguán y Jesús, encontramos la judería de Híjar. La plaza es muy cerrada conservando cierto aspecto de privacidad respecto al pueblo. Todavía se conserva el arco de entrada a la judería y su edificio más representativo es el de la sinagoga, actual ermita de San Antón desde que fueran expulsados los judíos en 1492. Este edificio tiene decoración muy sobria en su exterior y en el interior destacan los arcos góticos apuntados y la techumbre a doble vertiente de madera y su esplendido estado de conservación. (En breve se podrá visitar el interior.
A finales del siglo XV el barrio judío de Híjar contaba con 32 familias (unos 150 vecinos) y disponía de su propio horno, carnicería, baño ritual, cementerio y escuela talmúdica. La comunidad hebrea hijarana es conocida mundialmente gracias al minucioso trabajo de un grupo de artesanos encuadernadores y pergamineros en torno a los cuales surgió la célebre imprenta judía de Híjar, una de las primeras de la península ibérica y de cuyos talleres salieron magníficas ediciones de obras religiosas hebreas de las que se conservan algunos ejemplares en las mejores bibliotecas del mundo.
El espacio más alto de la población lo ocupa los restos del antiguo castillo y palacio de los duques de Híjar. Del castillo, hay referencias de su existencia en el siglo X, con Abderramán III. Los escasos restos que se conservan de épocas que van desde la Edad Media hasta las guerras carlistas del siglo XIX.
En el barrio de la villa, el más cercano al Río Martín encontramos diferentes edificios, destacan el palacio barroco del barón de Ara, en el que sobresale su portada en piedra, que contrasta notablemente con la fachada de ladrillo y el edificio emblemático de Híjar, su ayuntamiento con su lonja de triple arco donde se celebraba mercado semanal desde tiempos de Jaime I el conquistador. Esta es la única zona de la ciudad antigua con una mínima planeación urbanística, a partir de aquí, en ascensión hacia la iglesia de Santa María y el castillo, en la parte alta de la población encontraremos callejuelas, pasajes cubiertos y callejones casi privados, construcciones en ladrillo, recuerdo de las distintas culturas que convivieron en esta ciudad..
El barrio morisco o de la Parroquia, situado en el extremo opuesto de la Villa y San Antón, destaca por las callejuelas y su arquitectura tradicional de ladrillo, y sobre todo la plaza de la Parroquia con su capilla de la Virgen de Arcos.
En el entorno de la Ermita del Santo Sepulcro, Híjar establece un espacio ajardinado de ocio, con restaurante y mesas al aire libre donde comer y descansar y un espacio expositivo, con las peanas o pasos que utilizan para la celebración de la Semana Santa con forma de tambor.
El museo de la asociación de la Ruta del Tambor y Bombo ofrece a sus visitantes la oportunidad de contemplar, escuchar, tocar y sentir la tradición de sus nueve localidades en un mismo lugar, no solo durante los días de Semana Santa, sino a lo largo de todo el año.
Podrás ver y escuchar al buitre leonado desde muy cerca, sentado en un observatorio acondicionado con cristales espejo, desde donde también podrás fotografiarlos.
Además del buitre leonado, según la época del año, podremos observar al alimoche, milano negro, milano real y con mucha suerte al buitre negro.